18 de marzo de 2011

¡Vamos a comernos eso!



¿Por qué nos privamos de las carnes rojas?

Los católicos comen pescado o mariscos en Semana Santa, según un sacerdote consultado:  “Es para cumplir con las Sagradas Escrituras, los católicos no consumen la carne roja porque representa el cuerpo de Cristo crucificado”. Esa fue su respuesta, aunque… ¿No es como contradictorio comparar la carne de un “ser divino” con la de los animales?
Por otra parte, otro de los sacerdotes entrevistados respondió con la siguiente frase:  “En realidad no se come carne porque debemos acostumbrar a nuestro cuerpo a abstenernos de comer algo que realmente deseamos. Por ejemplo, si el día Viernes Santo se nos presenta el deseo de comernos un trozo de pastel muy apetecible, debemos negarnos a esa posibilidad, o bien, servirse una fracción mínima. Es una forma de probarnos si somos capaces de abstenernos a ese apetito, y esa es una manera, por supuesto, de renunciar a llevar a cabo cosas que añoramos, con fervor, en esta fecha tan especial…”
“La Iglesia sólo pide M-O-D-E-R-A-C-I-O-N… Esa es la idea.” Aunque yo no creo que la Iglesia conozca en realidad el significado de esta palabra.


El hábito impuesto por la Iglesia Católica de no comer carnes rojas durante el Viernes Santo es una condición relativa para ciertos sacerdotes que aseguran que si el pescado sube de precio, entonces los católicos pueden optar por alimentarse incluso con carne. "Nadie se irá al infierno por eso”.  Por supuesto, eso ya lo sabíamos.

"La Iglesia no prescribe comer pescado el Viernes Santo, pero si comprarlo resulta más caro que la carne, ahí cada cual puede decidir qué hacer."  En este país si ese día tienes para comer carne ¡pues qué mejor!
La regla era, hasta hace pocos años eran ir a la casa del cura y comprar la Bula. Desde hace ya algún tiempo que este privilegio ha sido abolido. Bueno… eso dicen.

Al no poderse comer carne ni caldo de carne durante los cuarenta días de la Cuaresma, ni durante los viernes del año porque desobedecerlo era pecado, se iba a casa del cura y se pagaba una cantidad, que era el importe de la Bula de carne para quedar exento de tal prohibición, con excepción del Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Los viernes de Cuaresma el menú, en la mayoría de los hogares, consistía en potaje o pescado salado.  Como siempre los pobres se tienen que aguantar.

La Bula es un documento pontificio relativo a materia de fe o de interés general. Concesión de gracias o privilegios a asuntos judiciales o administrativos, expedido por la Cancillería Apostólica y autorizado por el sello de su nombre y otro parecido estampado con tinta roja.

Así que aprovechemos que no tenemos que pagar a nadie y somos libres de decidir qué día del año comemos carne o no…

“Lo que contamina al hombre no es lo que entra, sino lo que sale de él.”

Cualquier cosa nos inspira

DYA L

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