El fuego, desde tiempos ancestrales, ha jugado un papel de suma importancia en la humanidad, ha construido ciudades y también las ha destruido.
La oscuridad de un departamento, ofrece un marco inmejorable, para pasar la noche acompañado de unas cuantas veladoras, buena música y la inmensa compañía de la soledad, nada mejor para obtener tranquilidad y reflexión que una noche así. Es justamente, la llama de cada una de esas veladoras, la que me inspira, es el misterio de las llamas danzantes el que me permite verme tal cual soy, pues ante el fuego, se revela nuestra verdadera esencia, es el pabilo al rojo vivo, lo que me recuerda que soy vulnerable, son las sombras proyectadas en toda la habitación, las que me recuerdan que nunca estoy solo, a pesar de no estar acompañado siempre, es el brillo proyectado, en el vaso que contiene el brebaje embriagante, el que me dice titilante, que la llama del fuego arde en mi ser y me provoca a ser quien soy.
En mi desata mi mas interno yo y me vuelve una criatura inquieta e insaciable.
Cualquier cosa nos inspira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario